Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


1558
Legislatura: 1893-1894 (Cortes de 1893 a 1895)
Sesión: 9 de julio de 1894
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 175, 5647-5648
Tema: Duración y prórroga de la sesión del 9 de Julio

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Han sido varias las preguntas que me ha hecho el Sr. Sanz; pero yo pensaba contestarlas cuando correspondía, porque como las opiniones sobre este punto grave que se discute no tienen que ver nada con que se prorrogue o no la sesión, y ahora estamos tratando de prorrogarla, esperaba a que la sesión se prorrogase para contestar a S. S.; pero, en fin, tiene tanta impaciencia el Sr. Sanz, que no puedo esperar más, faltando a mi propósito y faltando también en algo a las buenas prácticas parlamentarias. ¿Qué quiere S. S. que le diga? ¿Lo que he dicho aquí repetidas veces? El mismo Sr. Conde de Xiquena, ¿no ha dicho que esas son opiniones particulares suyas? (El Sr. Sanz: Pero yo suplico al Sr. Presidente del Consejo de Ministros que diga cuáles son las del Gobierno.-El Sr. Vázquez de Mella: En un punto tan sustancial, no caben opiniones particulares en persona tan importante de la mayoría.) ¿No han de caber? (El Sr. Sanz: Es un punto importantísimo.) Tan importante o más que eso es la cuestión religiosa, y, sin embargo, dentro de un mismo partido hay opiniones distintas sobre esta cuestión.

Pero en fin, esta cuestión se ha debatido muchas veces, casi siempre que se han convocado los Congresos, porque la cuestión del juramento se ha suscitado casi siempre en las primeras sesiones de todo Congreso nuevo, y he tenido yo ocasión de tratar lo menos seis veces este asunto. Si el Sr. Sanz no lo recuerda, puede algún Sr. Diputado de los que están a su lado refrescarle la memoria. Yo no opino en este punto como el Sr. Conde de Xiquena; pero además, el Sr. Conde de Xiquena no le impone a nadie sus opiniones. Él dice: yo entiendo así las cosas; entiendo que el juramento debe hacerse de esta manera, y debe cumplirse de este modo; y me consideraría perjuro o traidor si procediera de otra manera. El tiene sus convicciones, su manera de pensar, entiende el juramento de distinta manera de como lo entienden el Sr. Sanz y los demás.

¿Qué tiene esto que ver con el Gobierno, con la mayoría, ni con nadie, para que yo tenga que dar explicaciones, ni las tenga que dar la mayoría? Por consiguiente, el Sr. Sanz no tenía razón al hacerme la indicación que me ha hecho, porque S. S. recuerda bien las opiniones que yo he profesado y proclamado en otras ocasiones.

El Sr. SANZ: Pero en este momento se necesitaban estas explicaciones, por la significación de la persona que lo ha dicho; que al fin, no es sólo un Diputado de la mayoría, sino que además es Presidente del Consejo de Estado.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pero dijo que era una opinión particular suya; que entendía así las cosas; dijo desde el primer momento que entendía así el juramento; y prueba de que no lo entienden todos como el Sr. Conde de Xiquena, es que procedió de distinta manera que procedimos los demás. Pero, en fin, si cada vez que un Sr. Diputado de la mayoría se levanta y expresa una opinión, diciendo que es particular suya, yo he de tener necesidad de dar explicaciones, le digo al Sr. Sanz...

El Sr. SANZ: Es que todos los días no suceden cosas tan graves como hoy; y la prueba de que no es una susceptibilidad mía, la tiene S. S. en la actitud de la minoría republicana.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pues ya ha visto el Sr. Sanz cómo la minoría republicana no me ha pedido explicación ninguna; y entiendo yo que la minoría republicana no ha de apreciar menos que S. S. la libertad de conciencia en este punto.

El Sr. SANZ: ¿Qué ha hecho el Sr. Azcárate?

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Lo que ha hecho el Sr. Azcárate ha sido protestar contra las palabras del Sr. Conde de Xiquena; pero no ha necesitado que el Gobierno explique aquí sus opiniones (El Sr. Azcárate: Me ha bastado la declaración de la Presidencia), porque las conocía sobradamente, y porque además lo ha dicho de una manera muy terminante. El Sr. Conde de Xiquena entiende las cuestiones del juramento y del honor de distinto modo que otras personas, sobre todo bajo el punto de vista de la política ; de manera que S. S. ha tenido impaciencias que no debió tener.

Por lo demás, esté S. S. tranquilo, que mientras la minoría a que pertenece no falte a las leyes ni deje de prestar obediencia a los Poderes públicos, bien está donde se encuentra; y lo mismo digo a los republicanos: que respeten las leyes y presten obediencia a los Poderes constituidos, que a eso es a lo que obliga el juramento. Por consiguiente, esté tranquilo el Sr. Sanz y tranquilicémonos todos, y vamos a ver si concluimos.

De todas maneras, aquí sólo hay pendiente una cuestión: si se prorroga o no se prorroga la sesión. Ya se han consumido, no tres turnos, creo que seis...

El Sr. SALMERÓN: Ni el segundo se ha consumido.

El Sr. MARENCO: No se ha entrado en el segundo.

El Sr. ROMERO ROBLEDO: Estamos en el primero.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pues lo siento mucho. Vamos a consumir los turnos que faltan y las alusiones, y no haya cuidado por eso. Precisamente el Gobierno está impasible, y yo todavía más que el Gobierno; porque a mí no me apuran ciertas cosas que apuran a la generalidad; lo mismo me da comer a las ocho que a las doce, que al amanecer, o no comer. (Risas.) Pero aquí hay que resolver una cuestión que está planteada, y la cuestión es esta: ¿se prorroga o no se prorroga la sesión? Hay que consumir dos turnos en contra y otros dos en pro.

El Sr. ROMERO ROBLEDO: Y las rectificaciones, alusiones o incidentes.

El Sr. CEBALLOS: Estamos dispuestos a estar aquí más de veinticuatro horas.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Ya he dicho que no hay inconveniente ninguno.

El Sr. ROMERO ROBLEDO: Es muy serio eso.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Lo que es serio es lo que hace S. S., que es el ejemplo de la seriedad en este país.

El Sr. ROMERO ROBLEDO: No; eso S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): No, S. S. más; no le disputo a S. S. ese privilegio.

El Sr. ROMERO ROBLEDO: Iremos diciendo S. S., S. S., a ver quien dice más.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Discutamos en serio todo lo que S. S. quie-[5647] ra; pero vamos a discutir y a resolver, porque para eso se discute, para resolver; lo demás me parece que no está bien ni es correcto.

Después de todo, lo que ahora interesa es que SS. SS. expongan las razones que tienen para querer que la sesión no se prorrogue, y los demás ya expondrán las razones que hay para que se prorrogue, y después de este debate, todas las razones que de una y otra parte se aleguen, se votará y se hará aquello que la mayoría acuerde; porque eso es lo correcto, eso es lo serio y eso es lo legal.

No tengo más que decir, y siento haber tenido que intervenir en este debate con estas explicaciones, que yo no quería dar porque las consideraba innecesarias, y porque, de darlas, hubiera preferido hacerlo en ocasión más oportuna, después que este debate hubiera terminado.



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL